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sábado, 18 de febrero de 2012

Buena suerte, Mala suerte

Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, que era la envidia de sus vecinos. Un día el caballo se escapó.

El vecino que se percató de este hecho corrió a la casa del hombre para avisarle:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? ¡qué mala suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?



Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con otros dos caballos salvajes. El vecino otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No sólo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes dos caballos más, ¡qué buena suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?

Unos días más tarde el hijo montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido!, tras el accidente tu hijo no podrá ayudarte.

El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?

Pasó el tiempo y estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército empezó a reclutar jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al accidentado se le declaró no apto. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-Buena suerte, mala suerte, ¿quien sabe?

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