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sábado, 9 de junio de 2012

Grandes torpes de la historia (VII)

Reagan, el mejor amigo del chimpancé

Precisamente, de Reagan se han dicho y escrito muchas cosas, y muy pocas de ellas buenas. No es nuestra intención juzgar aquí a tan controvertido personaje, pero ni sus más acérrimos detractores pueden negar que su historia tiene semejanzas con la de Forrest Gump: sus enemigos se empeñaban en demostrar que era tonto, pero el destino siempre le echaba una mano haciendo que sus rivales acabaron pareciendo más idiotas que él.

Es innegable que su carrera cinematográfica (salvo dos o tres títulos) no fue demasiado brillante, pero probablemente la película más patética que protagonizó en su vida fue Bedtimes for Bonzo (1945), una ridícula comedia en la que era un estudiante universitario que tenía que compartir apartamento con un ¡chimpancé parlanchín!

La historia viene al caso porque, cuando en 1965 Reagan se presentó como candidato republicano al cargo de gobernador de California, su rival, el demócrata Patrick Brown, trató de ridiculizarle resucitando aquella vieja película. Financió de su propio bolsillo la reposición del filme, y al cartel, en el que se veía a Reagan y al mono, se le añadió un nuevo eslogan: “Adivine cuál de los dos está más preparado para ser gobernador”.

Pero al tal Brown el plan le estalló en sus mismas narices, porque, cuando le preguntaban a la gente que salía del cine, todos respondían que iban a votar a Reagan. ¿Cuál era la razón? Pues porque estaban convencidos de que alguien que era capaz de mostrarse tan tierno con un chimpancé no podía ser en el fondo una mala persona.
Pero las tonterías no son solo patrimonio de los tontos, y ni siquiera los representantes más brillantes y geniales del arte y la ciencia se han librado de meter la pata hasta la ingle.

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