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sábado, 10 de noviembre de 2012

La crisis Nórdica

“El pánico bancario escandinavo de 1990 y la crisis bancaria sueca y finlandesa fue una profunda crisis sistémica de todo el sector financiero de Finlandia, que tuvo lugar principalmente en los años 1991-1993, tras varios años de auge económico basado en el modelo de deuda barata de finales de 1980. Su costo total para los contribuyentes fue de aproximadamente un 8% del PIB finlandés, por lo que es la más grave de las crisis bancarias nórdicas contemporáneas. La crisis se ha atribuido a una combinación de problemas macroeconómicos del entorno, la regulación débil de los bancos y préstamos. La intervención gubernamental incluyó adquisiciones bancarias, la asistencia monetaria directa y garantías temporales del estado hacia los bancos.

Suecia ha tenido un modelo económico único en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, que se caracterizaba por una estrecha cooperación entre el gobierno, los sindicatos y las corporaciones. La economía sueca concedía grandes beneficios sociales y universales financiados por los altos impuestos, cerca del 50% del PIB. En la década de 1980, se gesta una burbuja inmobiliaria y financiera impulsada por un rápido incremento en los préstamos. La reestructuración del sistema fiscal combinada con una desaceleración económica internacional en la década de los 1990, causó el estallido de la burbuja. Entre 1990 y 1993 el PIB se redujo en un 5% y el desempleo se disparó, provocando la peor crisis económica en Suecia desde 1930. En 1992 se produjo el desplome de la moneda. El banco central sueco subió la tasa de interés en un esfuerzo infructuoso para defender el cambio fijo de la moneda.

 
 El boom inmobiliario terminó en fracaso. El gobierno se hizo cargo de casi una cuarta parte de los activos bancarios a un alto costo. Esto fue conocido coloquialmente, como la “Solución de Estocolmo”. El sistema de bienestar que había estado creciendo rápidamente desde la década de 1970 no podía sostenerse con una caída del PIB, una disminución del empleo y mayores pagos de asistencia social. En 1994, el déficit presupuestario superó el 15% del PIB. La respuesta del gobierno fue reducir el gasto e instituir una multitud de reformas para mejorar la competitividad de Suecia. Cuando las perspectivas económicas internacionales mejoraron, combinando además un rápido crecimiento en el sector de las telecomunicaciones, Suecia fue capaz de salir de la crisis.

La crisis de la década de 1990 fue vista por algunos como el fin del modelo de bienestar llamado “Svenska modellen”, literalmente, el modelo sueco, ya que había resultado en un gasto no sostenible a largo plazo. La mayor parte de las ventajas del modelo sueco en realidad podían mantenerse por la delicada situación de las economías competidoras que estaban aun poco desarrolladas. Sin embargo, las reformas aplicadas durante la década de los 90 parecen haber creado un modelo en el que amplios beneficios de bienestar se pueden mantener en una economía global.

 
 Según un estudio de Reinhart y Rogoff dedicado a la historia de las crisis bancarias y bursátiles, los grandes derrumbes bancarios a partir de la década de los 70 fueron: España (1977), Noruega (1987), Finlandia (1991), Suecia (1991), Japón (1992), Tailandia, Indonesia, Corea, Malasia y Filipinas en el 1998 y Argentina (2001). En todos estos casos, el derrumbe bancario acaba desembocando en pánicos bursátiles (-55% de caída y 3 años de desarrollo) y en el mercado de la vivienda (-35% de caída y 6 años de desarrollo, en promedio). Sólo en algunos casos estas crisis ocasionan una crisis sistémica que desemboca en una gran recesión”.

Fuente: La Bolsa Evidente: ciclos y relaciones de intermercado. Javier Alfayate, auto ediciones 2010

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